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sábado, 25 de agosto de 2007

El valor del dinero

El valor, punto de partida para llegar al dinero

Este trabajo no podría comenzar por otro lugar que no fuera el concepto de valor, fundamento del dinero y de la economía marxista. Por lo tanto, debemos comenzar por formularnos la pregunta: ¿Qué es el valor?

Mirando a nuestro alrededor veremos cosas que de una manera u otra nos son útiles pues satisfacen necesidades. También veremos que pocas de esas cosas (si es que alguna) las hemos producido con nuestras propias manos. Pero aún así, allí se encuentran y son nuestras. Estas cosas tienen las más diversas características físicas y son frutos de distintas clases de trabajo. Es decir que hay distintas formas en la que el hombre puede gastar su fuerza de trabajo (haciendo sillas, televisores etc.). A esta capacidad que tiene el trabajo de producir valores de uso la llamaremos trabajo concreto puesto que se materializa sensiblemente en un objeto. Por lo tanto, el producto "silla" es fruto de un trabajo concreto determinado que es el del carpintero.

¿Cómo es posible que toda una serie de productos útiles estén a nuestra disposición sin que nosotros los hayamos fabricado? Obviamente, estas cosas fueron producidas por otras personas y nosotros, de algún modo, nos hemos apropiado de ellas, nos hemos apropiado del fruto de diversos trabajos concretos. Ahora bien, lo que nos interesa saber es cómo hemos logrado esta apropiación.

En nuestra sociedad no hay esclavos que produzcan valores de uso y los cedan a sus propietarios sin pedir nada a cambio. Entonces, la única forma de obtener los productos es a través del intercambio. Si la única forma de obtener las cosas útiles para la vida es a través del intercambio, debemos preguntarnos qué es lo que hace que las cosas sean cambiables: ¿Por qué hay intercambio? El intercambio de mercancías podría perfectamente no existir pues no siempre ha existido ni existe en todas las sociedades. Podrían existir otras formas de asegurar la satisfacción de las necesidades de los hombres. La respuesta a esta pregunta del por qué del intercambio será la que nos introduzca en la cuestión del valor.

En efecto, como ya hemos dicho, cada productor no fabrica todo lo que necesita para satisfacer sus necesidades sino que tiende a especializarse en cierto producto. Por lo tanto este modo de organizar la producción se basa en una división social del trabajo entre distintos productores. Entre la multiplicidad de mercancías que produce esta división social, podemos hallar una unidad, un hilo imperceptible que conecta a todos estos valores de uso tan diferentes en apariencia. La unidad consiste en que todas las mercancías son productos del trabajo humano abstracto. Abstrayendo todas las características específicas de las mercancías (peso, color, ancho, largo) abstraemos también las características específicas de los trabajos que las producen (los martillazos del carpintero y las cuchilladas del carnicero) y nos quedamos con una amorfa gelatina de trabajo o trabajo humano y social abstracto.

Tomemos un producto cualquiera en nuestra mano. Lo primero que vemos es su materialidad corpórea, fruto del trabajo concreto. Es precisamente esta materialidad la que hace de esa mercancía un objeto útil, un valor de uso. Pero al mismo tiempo, ese producto es también fruto del trabajo abstracto y es, por lo tanto, un valor. Su magnitud de valor estará determinada por la cantidad de trabajo humano abstracto que la mercancía requiera para su reproducción. La conclusión que podemos extraer en este punto del análisis es que la mercancía es una objetivación de valor. Entonces, al ser un valor producido por un productor independiente, la mercancía es cambiable necesariamente pues se produce para ser cambiada.

Ahora bien, ya sabemos lo que es el valor. Ahora se nos presenta otro problema: no podemos conocerlo en su propia substancia puesto que es intangible. No podemos saber, de manera directa, qué cantidad de trabajo humano abstracto ha insumido la producción de alguna mercancía. Si no lográramos superar este obstáculo, el valor quedaría reducido a una pura metafísica sin relación con la vida práctica. Por lo tanto, debemos responder a una pregunta que acabará por desembocar en la génesis del dinero: ¿Cómo se manifiesta el valor?


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